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martes, febrero 27, 2007

OLIVA

Todavía era un mozalbete imberbe, profundamente ingenuo, cuando unos compañeros de estudios oriundos de la provincia donde se produce el mejor aceite del mundo, se puede decir bien alto, se sonrieron al escucharme una referencia a la oliva como el bendito fruto del olivo, tal y como yo siempre había oído en mi reducido entorno pueblerino del norte de Cuenca.Desde aquel momento, unos y otro seguimos alimentando una dilatada controversia acerca de cual es la nomenclatura correcta para designar lo que ellos tildan de aceituna y yo oliva, a secas.

Ambas acepciones se consideran válidas por el diccionario de la R.A.E., pues parece morfológicamente correcto pensar en oliva como fruto del olivo.De igual manera, aceituna sugiere la obtención del preciado oro líquido tan cotizado en la cocina española y mundial.Parece, por tanto, que no habría lugar para la discusión, por la sencilla razón de que no hay nada de lo que discutir.

Pero, rebuscados como somos los humanos, nada más lejos de la realidad, pasan los años y cada uno sigue estirando de la cuerda hacia su lado, sin rebajar un ápice su rechazo hacia la opción alternativa.Las posiciones siguen enconadas, más si cabe de su parte por formar parte de una comunidad diestra y heredera de una tradición milenaria en el cultivo y producción del aceite jiennense que parece brindar un punto de vista innegablemente autorizado al respecto.Lo que no nos quita nadie es el recurso al cachondeo sano, a la ironía fina, al ejercicio de la dialéctica por puro placer durante un espacio temporal en el que las carcajadas inundan la conversación.Si al final, lo mejor de todo es que ya sean olivas, ya sean aceitunas, nos las vamos a comer igual.Aunque, y no quiero que se enfaden mis amigos de Jaén, si han de ser olivas, que sean de Campo Real, provincia de Madrid.

Otro día traeremos a colación esa auténtica barbaridad que oigo a menudo entre los desconocedores de mi amada tierra cuando se refieren a las Casas Colgantes.Hasta me da grima escribirlo, por Dios.

Saludos.

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domingo, febrero 25, 2007

TAUROMAQUIA

Una fragorosa controversia se plantea cuando sobre el tapete aparece un tema de conversación tan candente como lo es el arte de cúchares, una honda tradición hispana que goza de tantos furibundos detractores como de irreductibles partidarios.Lo que para unos es considerado como una particular faceta artística, para otros no deja de ser una muestra sangrante de una ritualización institucionalizada de tortura animal.Lo que es seguro es que a nadie deja frío la mención del toreo.

Prescindamos ahora de la polémica y busquemos los orígenes de tan arraigada costumbre milenaria sobre el solar patrio.Y para indagar acerca de sus nebulosas raices, es preciso retroceder en la escala temporal hasta alcanzar una remota época histórica en torno al siglo X a.C.En aquel tiempo, el Sudoeste de la península ibérica era una región parcialmente colonizada por fenicios de Tiro, fundadores de la vetusta Gadir, hoy Cádiz, que mantenían una intensa y fructífera actividad comercial con unos moradores nativos de los lagos interiores formados por las desembocaduras de los ríos Guadalquivir y Guadalete y sus comarcas aledañas, de los cuales desconocemos su adscripción étnica, ni siquiera sabemos como se llamaban a sí mismos.Fueron los cosmógrafos fenicios y griegos los que acuñaron la expresión Tartessos para designar a este pueblo formado por individuos altamente especializados en el tratamiento de los metales, de naturaleza esencialmente apacible, cultivada y permeable a los usos y modas provenientes de otras culturas allende el mar interior.Su mítico y longevo monarca Argantonio, emblema de la sabiduría y la prosperidad, sigue envuelto en el mismo halo de misterio que, rozando el mito, cubre la civilización tartésica.Aunque algunos hallazgos arqueológicos realizados durante el siglo pasado parecen confirmar la existencia de una civilización que demuestra virtuosismo en el trabajo de metales preciosos como el oro, la plata y el bronce, así como una constatación de la existencia de intercambios comerciales con griegos, fenicios, egipcios y hebreos.El tesoro de El Carambolo y el yacimiento de Tejada la Vieja atestiguan la depurada técnica metalúrgica de un pueblo volcado en la minería que se agrupaba en núcleos urbanos en cuyas edificaciones palatinas se percibe un poderoso influjo orientalizante, como en el complejo de Cancho Roano.

Dentro de la constelación divina que recogía las devociones del pueblo tartesio, el toro ocupaba un lugar preferencial.A imitación de sus vecinos gadiritas, Tartessos adoptó el culto a una deidad análoga al Melkhart fenicio, una de cuyas iconografías lo representa como un toro.El sacrificio ritual de un toro consagrado a la deidad se convertía en una manifestación pública de la devoción generalizada del pueblo tartesio.Aunque, a diferencia de otros cruentos sacrificios, al toro, por personificar al Dios mismo, se le brindaba la oportunidad de defender su vida antes de ser inmolado y ofrecida su sangre para obtener el favor del Dios.Los burladores de toros actuaban en cuadrilla para festejar al toro mediante cabriolas, escorzos, carreras y danzas rituales, antes de inmovilizarlo, momento en el que, recitando previamente una fórmula reverencial, el elegido procedía sumariamente a la consumación del sacrificio que era masivamente celebrado por la multitud congregada para tal evento.

Avancemos nuevamente el reloj del devenir histórico y contemplemos hoy, tres mil años despues de la celebración de una ceremonia pagana, como persiste entre nosotros la afición por el sagrado sacrificio del toro de lidia.La corrida es la conversión profana de un antiquísimo rito religioso que tiene al toro y al ser humano como protagonistas, uno frente al otro, supuestamente en igualdad de condiciones.Normalmente, aunque algún malogrado torero ha pagado con su vida la osadía de desafiar al altivo astado, la sangre que se suele derramar es siempre la misma, la del predestinado toro de lidia.

Jesús Maeso de la Torre recrea con todo lujo de detalles en su novela Tartessos una fiel escena de lo que pudo ser una de las primeras corridas de toros de la historia nacional.Y aunque resulta enternedor hasta cierto punto que tal tradición haya pervivido hasta nuestros días, me decanto por otro tipo de corridas.Al final, la diferencia sólo estriba en la naturaleza y el color de la ofrenda.El rojo es demasiado chillón, para mi gusto.

Saludos.

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sábado, febrero 24, 2007

PLEONASMO

No creo que se pueda achacar al sistema educativo vigente toda la responsabilidad relativa a la deficiente capacidad de expresión oral y, peor aun, escrita de una buena parte de la población adulta de este país.A la presumible calidad del edificio docente hay que añadir otros condicionantes de tipo sociológico o psicológico que intervienen directamente en el aprendizaje más básico que se puede ofrecer a una persona, la lectura y la escritura.Nuestra sociedad ha dejado de ser analfabeta aunque eso no ha acarreado un sensible aumento de la capacidad oratoria ni tampoco un progreso gradual en la calidad de la expresión escrita.Pese a todo, todos sabemos escribir.

Los puristas del lenguaje acostumbran a emplear la palabra pleonasmo para designar la construcción gramatical en la que se presenta una redundancia manifiesta provocada por términos contiguos sinónimos y, por tanto, obvios.De expresiones tales como Subir arriba, bajar abajo, ver con los propios ojos, salir fuera, entrar dentro y otras similares destila una insuficiente habilidad léxica para omitir obviedades.

No sería ético por mi parte emitir un juicio, que sería eminentemente subjetivo, acerca de la calidad de mis escritos.Quizás abuse en demasía del sinónimo, del epíteto y del eufemismo, lo reconozco.Incluso puede que en algún que otro párrafo se me escape un socorrido pleonasmo.Ni soy perfecto, ni lo pretendo.Y para ser sincero, en algún caso, más vale un pleonasmo a tiempo que un exabrupto a destiempo.A veces, conviene ser un tanto explícito para que la audiencia pueda acceder al concepto.Porque, eso sí, el concepto es...el concepto, Manquiña dixit.

Saludos.

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viernes, febrero 23, 2007

ARMIÑO

Venteando en la espesura del bosque caducifolio, empleando su excelente agudeza olfativa para buscar su presa favorita, normalmente un roedor, un pequeño animal de cuerpo grácil, flexible, alargado, delgado, con un apéndice caudal tan largo como su propio cuerpo y unas simpáticas facciones dotadas de un hocico puntiagudo como el armiño europeo, resulta extremadamente difícil de observar en su nicho ecológico habitual.

Todas las especies de mamíferos pertenecientes a la familia de los mustélidos, que engloba a armiños, comadrejas, turones y los famosos visones, se caracterizan por estar recubiertos de un suave, delicado y protector pelaje que los ha convertido desde antiguo en presas potenciales del ser humano, consciente del valor que, como abrigo, cobra su valiosa piel.De todos/as es conocida la gran difusión que ha encontrado la comercialización de la piel de visón, un bien catalogado como de lujo por el exorbitado precio que puede alcanzar una prenda confeccionada con un número indefinido de visones criados en granjas específicas para despues ofrecer su tributo a su solícito cuidador mediante el correspondiente desuello.

No menos suntuosa se antoja la deliciosa piel del armiño que, en latitudes boreales y ambientes montañosos, tiñe de un blanco níveo la esbelta silueta del escurridizo carnívoro.Aunque todavía nadie ha tenido la feliz idea de imitar con el armiño la obra acometida con el visón, parece que se pueden encontrar algunas exclusivas y prohibitivas prendas de piel de armiño que harían las delicias de la más exigente de las princesas de cuento.

Como no deseo el mal de nadie, y menos del armiño, prefiero seguir sus evoluciones a través de la cámara que graba su preciosa estampa tan digna de figurar en un cuento de hadas como lo pueda ser un príncipe encantador o un simpático gnomo.Si debo elegir una piel, me quedo con la corteza de cerdo, que no tiene desperdicio.

Saludos.

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miércoles, febrero 21, 2007

BONSAI

Desde que el ser humano empezó a tener plena conciencia del tremendo poder que podía ejercer sobre su entorno, el ansia por controlar, domesticar, sojuzgar y poseer todos y cada uno de sus elementos constituyentes ha sido una constante que no hace sino crecer de forma geométrica.Pretendemos trasladar a nuestro reducido hogar una parte de las innumerables bellezas que pueblan los paisajes, reproduciendo, a pequeña escala, un ambiente natural que nos transmite serenidad y nos reconcilia con la maltratada naturaleza.

El arte del bonsai, nacido en el Extremo Oriente, no es sino una manifestación empírica de ese impulso hacia la domesticación del medio natural.Sólo unos escasos privilegiados pueden gozar del placer de acogerse bajo la sombra protectora de un arce, un enebro, un cerezo o un haya en su propia vivienda.De modo que, mediante una serie de cuidados y pautas "educativas", para un elevado porcentaje de ciudadanos, es factible poseer un ejemplar en miniatura de esas especies arbóreas que, si bien no desarrollan un porte suficiente para atenuar las radiaciones solares, aportan el valor añadido de una obra de arte viviente.

Porque de arte cabe calificar este vetusto conjunto de reglas de jardinería orientadas a "jibarizar" de alguna manera el desarrollo vertical y horizontal de algunos nobles árboles que se prestan a la labor.Empleado como elemento decorativo, el bonsai, a diferencia de otros enseres ornamentales, es un organismo dotado de vida propia que, como tal, precisa de atenciones periódicas.En cierto modo, puede ser un remedo de un hijo potencial, al que no osaríamos abandonar por ninguna razón.Desgraciadamente, y el bonsai puede considerarse un símbolo representativo, la realidad indica que, pasada la pasión inicial, bonsais y otros seres vivos terminan por perder el favor de sus hospedadores temporales.Por el interés, te quiero, Andrés.

Saludos.

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domingo, febrero 18, 2007

KAPURTHALA

La bailarina Anita Delgado, malagueña de nacimiento, madrileña de adopción, salió aquel día al escenario dispuesta a lucir sus mejores galas, como cualquier otro día, aunque no contaba con que iba a ser la destinataria de las inquisitivas miradas de un excepcional espectador que no se contaba entre su habitual audiencia.Fascinado por sus bellas facciones, por su gracia natural, por su exultante juventud, el maharajá de Kapurthala contemplaba extasiado las gráciles evoluciones de la malagueña, de la que más tarde se declararía perdidamente enamorado.

Este es el singular comienzo de una fabulosa aventura que llevó a una joven andaluza de humilde extracción a convertirse en la esposa de un exótico reyezuelo de un minúsculo estado hindú.A lo largo de casi 20 años la maharaní española vivió a caballo entre la rigurosa sociedad de castas hindú y la liberal Europa de principios del siglo XX.

Sobre la base de esta peculiar relación interracial, internacional e intersocial, Javier Moro teje una crónica novelada de la peripecia vital de una española de su tiempo en la lejana India en el tiempo y en la distancia.Es el relato de una época en la que se asiste a los últimos coletazos de las dinastías reales hindúes, reminiscencia de un olvidado sistema feudal que pervivió en la India hasta la consecución de la independencia en 1947.Y como espectadora privilegiada, una malagueña de piel cetrina, morena de rompe y rasga que supo cautivar a uno de los más famosos maharajás que recorrían Europa en busca de esa fórmula mágica capaz de introducir el progreso material en sus remotos reinos.Una valerosa mujer que, sin olvidar ni relegar sus propias raices, supo representar el papel de esposa predilecta, imbuyéndose profundamente en el entorno social en el que tuvo que desenvolverse, tanto entre sus súbditos de Kapurthala como entre la selecta élite social que frecuentaba la corte del maharajá.Discriminada por el aparato estatal británico, no era reconocida como soberana de Kapurthala, así como visceralmente odiada y repudiada por el resto de las esposas del maharajá, por su condición foránea y ajena a la realidad hindú, Ana Delgado tuvo la suficiente entereza para no desistir en sus convicciones, apoyada en todo momento por su rajá, que, justamente, no le perdonó su única infidelidad.

Pasión India, Javier Moro.Esa es la contraseña.El retrato fiel de una época.El retrato de Anita Delgado, la Camelia.

Saludos.

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VERDE

Dentro de la infinita gama de colores que componen el espectro visible para el ojo humano, se considera la tonalidad cromática del verde como uno de los colores primarios junto al rojo y al azul.Una determinada combinación y proporción de los colores básicos da lugar a todo un infinitesimal abanico de irisaciones captadas por la retina humana y transmitidas por el nervio óptico hasta la corteza cerebral, donde las imágenes serán adecuadamente procesadas.Ante ciertas explosiones visuales, la reacción ordenada por la unidad procesadora acarrea alguna que otra exclamación ya sea admirativa o despreciativa.

Se asocia el color verde con la naturaleza en estado puro, no en vano el verde es el color de las hojas de los vegetales que cubren gran parte de la superficie terrestre, el verde constitutivo de la clorofila, esencial para que las plantas puedan realizar la fotosíntesis, contribuyendo con ello a oxigenar la maltratada atmósfera terráquea.Es el verde, pues, un color de la vida, pilar básico sobre el que se asienta la cadena trófica cuya cúspide ocupa el ser humano.Se puede afirmar sin ambages que necesitamos inexcusablemente el verde para vivir.

Tal vez sea esa referencia a la exuberancia vitalista del verde botánico la que fundamenta la adscripción del mismo al ámbito de la esperanza, esa virtud que dicen que es lo último que se pierde.Cuando se produce el naufragio, la esperanza aparece como un sólido flotador al que aferrarse cual clavo ardiendo.Una cualidad exclusiva del género humano, consciente de su propia realidad, luchando contra los designios celestes que lo abocan a un destino incierto, cuando no inevitable.

El verde es también protagonista de numerosas construcciones gramaticales de nuestra lengua que ponen de manifiesto la polivalencia del sustantivo.Se suele emplear la expresión poner verde cuando se está criticando o insultando a una persona.Asimismo, y para explicitar una connotación de tipo sexual aplicada a una persona o un objeto se habla de un viejo verde o de un chiste verde.Cuando ese feo defecto tan español aflora, afirmamos que estamos verdes de envidia ante la fortuna ajena.El surtido refranero español nos recuerda que a buenas horas, mangas verdes, un dicho popular que hunde sus raices en aquella especie de policía rural instituida por los Reyes Católicos, la Santa Hermandad, de la que se decía, socarronamente, que siempre llegaba demasiado tarde al lugar de los hechos.

El romance sonámbulo, poema del insigne Federico García Lorca, sin embargo, muestra la cara más amarga de la esperanza, cuando el color verde cede paso al reflejo plateado de la luna sobre la sábana cristalina de un aljibe, como un negro nubarrón que vierte sus espesos lagrimones por la trágica suerte de los amantes, perdida toda esperanza de subsistencia.Nadie mejor que Federico para retratar, para enmarcar el tortuoso dramatismo del alma hispana, esa que tanto nos duele a veces.Verde, que te quiero verde.Del verde de la oliva.

Saludos.

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domingo, febrero 11, 2007

SANTO GRIAL

Cuando, durante la tercera entrega de la saga del intrépido Indiana Jones, el sagaz arqueólogo consigue resolver el complicado acertijo final que le propone el caballero guardián, se cumple un anhelado sueño de la cristiandad durante siglos, el hallazgo del Santo Grial, el cáliz en el que Jesús de Nazareth bebió el vino consagrado durante la Ultima Cena.Si traspasamos el celuloide, sin embargo, no parece existir constancia real de la existencia, mucho menos del hallazgo, de tal sagrada reliquia para el universo cristiano.

La Iglesia católica reconoce como auténtico el vaso de calcedonia que se encuentra custodiado en la catedral de Valencia, adonde llegó en 1437 despues de un azaroso periplo geográfico y cronológico.Resulta absolutamente ensoñador conocer los detalles de tal singladura, desde la Jerusalén del siglo I hasta su ubicación final en Valencia, pasando por Antioquía, Roma, donde fue llevada por San Pedro, Huesca y diversos monasterios del Prepirineo oscense que albergaron durante siglos la valiosísima reliquia.

No menos fantasiosa, o artificiosa, se presenta la hipótesis emitida en forma de publicación literaria por tres estudiosos como Baigent, Leigh y Lincoln en el año 1982 con el nombre de El Enigma Sagrado.En ella no sólo refutan la misma existencia del cáliz, sino que además aportan un conjunto de elucubraciones, algunas de ellas basadas en documentos y pruebas arqueológicas, que pretenden reorientar el mito Griálico en una dirección totalmente diferente a la versión tradicional y unánimemente aceptada por el orbe cristiano.

No en vano propugnan una reinterpretación, considerada herética y falsaria por parte del estamento clerical, del final de Jesús de Nazareth.Según su versión, no murió en la cruz y pudo escapar a sus captores, huyendo acompañado de su esposa, María de Magdala, a través del Mediterráneo hasta alcanzar la costa provenzal, al sur de Francia.En una vorágine de coincidencias y avatares históricos, la descendencia de ambos consigue elevarse hasta las más altas instancias del poder temporal en la figura de los reyes merovingios, el último de los cuales, Dagoberto II, fallecerá en extrañas circunstancias asesinado en Stenay en el año 679.Los usurpadores no pudieron, sin embargo, acabar con la vida de su vástago, Sigisberto IV, que fue salvado por los partidarios de su augusto padre.Viviendo en la clandestinidad, Sigisberto y sus descendientes siempre conservaron la memoria del trono perdido de Austrasia y nunca perdieron la esperanza de que uno de sus miembros consiguiese alguna vez la restitución de la corona.
La creación de la Orden del Priorato de Sion, durante la primera Cruzada, se enmarca
dentro de una estrategia diseñada por la Sang Real, de la que devendrá Santo Grial, para intentar recuperar la ascendencia merovingia sobre la institución real.Ilustres personajes históricos como Godofredo de Bouillon, Leonardo, Newton o Debussy parecen haber gozado de la más alta consideración dentro de la orden, el Nautonnier.Una odisea profundamente literaria y una locura románticamente descabellada, pero que cuenta con sus partidarios.Entroncado en toda esta ramificación, aparece otro aparente misterio como lo es Rennes-le-Chateau y los misteriosos manuscritos hallados por el abate Berenger Saunière en el interior de un capitel de su iglesia parroquial.Supuestamente, esos documentos antiquísimos conservaban una serie de detalladas descripciones genealógicas que ponían en entredicho la estabilidad y la continuidad del dogma católico.En cualquier caso, para los profanos de a pie, toda esta controversia carece de sentido práctico, aunque creo que se merece un singular tratamiento cinematográfico.

Será un cáliz o será una alegoría mística.O quizás no será nada.Pero seguirá encendiendo la febril imaginación de muchas mentes calenturientas.Despues de todo, todos perseguimos algún mito.Aunque nunca deseemos encontrarlo.

Saludos.

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TAJ MAHAL

Corría el año 1631, cuando, durante su décimocuarto parto, la esposa favorita del emperador mogol Shah Jahan, la voluptuosa Mumtaz Mahal, falleció sumiendo al poderoso monarca en un océano de tristeza, tan grande era el amor que se profesaban mutuamente.Tremendamente desconsolado, compungido ante la adversidad y firmemente decidido a inmortalizar su amor eterno por su idolatrada esposa, determinó construir el más bello mausoleo jamás erigido por mano humana, un monumento funerario a la altura de la inmensa devoción que sentía por su difunta compañera.

Desde que finalizó su construcción en 1648 hasta nuestros días, la mágica visión del Taj Mahal a orillas del río Yamuna, en la ciudad hindú de Agra, ha deleitado los ojos de propios y visitantes que contemplan extasiados la magnífica simetría del conjunto monumental y los suntuosos jardines y estanques de la avenida que conduce al edificio principal del complejo arquitectónico.Sin discusión, este delicado ejemplo de arquitectura mogol debe considerarse como una de las maravillas de la humanidad.

Incorporando influencias y elementos del arte islámico, persa e hindú, el mausoleo fue construido con materiales tan ostentosos como el mármol blanco que recubre todo el revestimiento exterior del edificio principal y los minaretes adyacentes.Un mausoleo que, respetando una admirable simetría que transmite armonía y belleza, destaca por la esbeltez de sus cúpulas de inspiración musulmana y la majestuosidad de sus arcadas persas con una profusa decoración vegetal y caligrafía cúfica de versículos del Corán.

Al fondo de la estancia se halla el sepulcro de la emperatriz Mumtaz Tahal, la artífice involuntaria de esta maravillosa obra de arte.Y como todo cuento de hadas que se precie, esta preciosa historia de amor intemporal no podía finalizar de otra forma que no contemplase el reencuentro de los amantes en su lecho de muerte.Los restos mortales del devoto enamorado reposan junto a los de su esposa hasta el final de los tiempos.De la misma manera que su huella inmortal perdura mucho tiempo despues de haber abandonado este mundo.Un fenomenal epitafio esculpido en mármol blanco, obra del amor verdadero.

Saludos.

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sábado, febrero 10, 2007

VIOLENCIA DE GENERO

Los últimos gobiernos que han regido los designios de este país se han esforzado por tipificar de alguna manera un delito que en épocas pretéritas ni siquiera se consideraba como tal como lo es la violencia mal llamada de género, dado que la mayor parte, por no decir la totalidad, de los agresores y presuntos autores de hechos delictivos pertenecen al sexo masculino.Antaño los malos tratos, vejaciones, humillaciones, agresiones físicas, coerciones psíquicas formaban parte de la carga vital que una mujer debía asumir y soportar una vez atada a un matrimonio que no respondía a las expectativas previas.Se trataba en suma de una conducta moralmente reprobable, aunque socialmente aceptada, cuando no sencillamente ignorada.

A pesar de las estrategias conjuntas en materia de protección, justicia y servicios sociales que se han adoptado en los últimos años, desgraciadamente, un día sí y otro también los titulares de los periódicos nacionales ofrecen luctuosos sucesos que tienen como protagonista a esposas asesinadas por sus cónyuges.Claramente, nuestra sociedad se encuentra anquilosada en un machismo irredento, heredero de una honda tradición postergadora que reduce el papel de la mujer a un tercer plano.Un machismo inculcado concienzudamente desde que somos niños y que encuentra terreno abonado en la general anuencia social respecto a la violencia dentro de la unión marital.Parece que una vez establecidos los lazos afectivos, el hombre asume el rol de posesor mientras que la fémina debe conformarse con mantener una existencia sojuzgada bajo la égida conyugal a base de mansedumbre, postración y obediencia ciega al varón.

Aunque es obvio que es el elemento masculino el principal responsable de la perpetuación del machismo imperante, no es menos cierto que el sexo débil también aporta su granito de arena para que no decaiga ese eterno impulso machista.Quizás imbuidas por una educación ínfima, cuando no inexistente, tendenciosa y una deficiente nómina de expectativas vitales, lo cierto es que nuestras madres, inconscientemente, han continuado con la infatigable labor de crear nuevos y peligrosos machitos, orgullosos de su virilidad y conscientes de su supremacía.

Me apena observar como jovenzuelas púberes, apenas salidas de la adolescencia, siguen pautas de conducta que no se diferencian en mucho a las de sus madres.No comprendo como una mujer adulta actual pueda asumir como leitmotiv la consecución de una unión afectiva, supeditando el resto de consideraciones a la categoría de secundarias.Quizás ahí radique la razón de la preponderancia del machismo, desde el momento en que una mujer se complace en renunciar a otros objetivos en la vida en detrimento de la prosternación ante su adorado esposo.Es por eso que para mí, la palabra maruja se rodea de un aura despectiva, porque creo que es un modelo indeseable que reproduce fielmente la imagen del machismo más rancio, más retrógrado, más anclado en la secular tradición de la mujer en casa con la pata quebrada.

Seguid criando mocosos consentidos y princesitas desvalidas y despues, podeis seguir quejandoos.Tomo nota por la parte que me toca.Aunque nunca puedo responder por la otra parte.Así es la vida, alegre y divertida.Y muy machista, todo sea dicho.

Saludos.

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viernes, febrero 09, 2007

HENO DE PRAVIA

Don Salvador Echeandía Gal fundó en 1898 una empresa, Perfumería Gal, que con el devenir de los años se ha convertido en uno de los estandartes del sector industrial dedicado a la fabricación de productos destinados a la higiene, aseo y embellecimiento personal.Los avatares históricos por los que ha pasado esta organización empresarial han terminado por radicar su sede principal en el término municipal de Alcalá de Henares, despues de abandonar sus viejas instalaciones, que datan de 1961, que han pasado a convertirse en un museo temático en el que se pueden admirar los carteles elaborados para la marca por algunos de los mejores dibujantes e ilustradores del siglo XX como Romero de Torres o Penagos, así como la evolución del diseño estilístico aplicado a frascos, estuches y envases a lo largo de la dilatada existencia de esta empresa señera de la perfumería española.

La etiqueta Heno de Pravia identifica la marca estrella de Gal, por la que es universalmente conocida.El rango de productos que responde a ese nombre incluye toda una gama de jabones, geles de baño, champús, colonias, desodorantes y leches hidratantes, diversificados desde el jabón original datado en fecha tan temprana como 1905.Un jabón legendario que debe su nombre a un curioso episodio.

Parece que Don Salvador, el insigne fundador de la casa perfumera, se hallaba de viaje por Asturias allá por 1903 cuando, al pasar por la villa de Pravia, quedó prendado por el aroma exhalado por el heno recién cortado.Tanto se obsesionó con ese olor que no paró hasta obtener un jabón que reproducía fielmente la fragancia del heno recientemente cortado al que, en honor a la localidad asturiana, denominó con esa rimbombante terna.Para adornar más todavía su feliz ocurrencia, el jabón ostentaba una coloración verdosa a imitación del heno verde envasado dentro de un envoltorio de papel amarillo emulando al heno seco.Parece que este hombre llevaba un publicista dentro de sí, exitoso a juzgar por la tremenda repercusión que ha tenido su portentosa elucubración.

Saludos.

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COLADA

Producto derivado de una erupción volcánica, una colada de lava expelida por el cráter de un monstruo geológico de temible genio puede ocasionar daños irreparables al entorno circundante, al menos dentro de la escala temporal en la que transcurre la existencia humana.Cabe colegir el devastador efecto causado por una espesa lengua de roca fundida, a una temperatura que puede rondar los 1000º C, que avanza inexorablemente aprovechando el declive natural de las faldas del volcán.Las consecuencias que acarrea una inundación volcánica son terminantes, pues sobre un petrificado mar de lava no crecerá forma de vida alguna hasta que pasen años, y no fraguará un espesor de suelo fértil suficiente hasta pasados miles, incluso millones de años.Definitivamente, el efecto visual de una colada de lava puede ser espectacular, memorable, único.Del mismo modo, y en otro ambiente radicalmente diferente, se puede gozar del espectáculo que brinda otro tipo de colada, menos silíceo y más hogareño.

Hace tiempo que hipoteticé acerca de la basura que producimos y sus diversas clases.Pienso que al igual que la bolsa, o bolsas, de basura que diariamente bajamos cívicamente a su contenedor correspondiente, código de colores mediante, también existe una relación biunívoca entre status familiar y parafernalia tenderil.Una familia convencional, de las que hay muchas en este país, suele usar su lavadora varias veces a la semana, con el bombo más o menos lleno.Como resultado, un conglomerado informe de diversas prendas prensadas, mojadas y perfumadas, vulgo la colada, aguarda una vez terminado el ciclo de lavado a que el o la interfecta se decidan a proceder a su colgado minucioso en las cuerdas habilitadas para tal contingencia con el fin de que la evaporación ambiental acelere el secado de la ropa.

En cuanto a la parafernalia asociada al tendido de la ropa, se puede observar toda una rica gama de actitudes y costumbres que son indicadores fiables de ciertos aspectos coyunturales y sociales.Haremos constar un modelo repetitivo hasta la saciedad de prendas que aparecen una y otra vez, semana tras semana, mes tras mes, incluso ocupando las mismas posiciones relativas dentro de las hileras colgantes de ropa.O aquel otro que, ya sea por pudor o por evitar malsanas miradas vecinas, bien opta por sustraer ciertas prendas íntimas a la vista del viandante mediante la vieja estratagema de ocultarlas en la cuerda menos visible o bien decide eliminar directamente de la colada esas delicadas prendas que podrían inflamar los ánimos del más pintado, casi siempre de género masculino
No menos destacable ese otro que preconiza un secado garantizado de la ropa despues de toda una semana expuesta a los elementos meteorológicos.Más chocante si cabe, antagónica del modelo ocultista, se presenta la opción exhibicionista que depara un lindo escaparate de seducción y misterio para todo aquel o aquella que merezca la ocasión de regalarse la vista, una particular reivindicación de la alegría de vivir, en comunidad si se puede.Por supuesto, dentro de una misma familia pueden darse aleatoriamente todas y ninguna de las anteriores opciones.Y si hoy somos férreamente ordenados, quizás mañana amanezcamos provocadores, un estado de ánimo del que sacaremos partido antes de que el pudor invada nuestra mente y nos obligue a hurtar al ojo ajeno unos sedosos pantys satinados o una vaporosa negligé de brillante raso que se derrite al contacto con la piel.Ains, menos mal que hoy ya he tendido mi colada.Adivinad, si teneis el suficiente pudor.

Saludos.

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sábado, febrero 03, 2007

MARFIL

Podemos mostrar nuestra más rendida admiración hacia algunas piezas de museo expuestas detrás de gruesas vitrinas que, merced a la sublime maestría de algún olvidado orfebre, fueron moldeadas por manos artesanas a partir de un informe trozo de material blanquecino, esmaltado, de consistencia durísima conocido como marfil.Una materia prima que sólo puede obtenerse mediante la sustracción de ciertas partes de la anatomía de algunos animales como son los colmillos de elefante o morsa, una penosa labor a la que los pobres brutos nunca se prestaron de buen grado, por lo que, como en tantos otros casos, un elevadísimo número de especímenes han pagado con su vida el precio inmarcesible de la codicia y la ambición humana.

El continente africano ha sido el marco geográfico en el que prosperó desde hace milenios un siniestro trasiego comercial que incluía entre sus mercancías productos como esclavos, marfil, sal y diamantes, todos ellos obtenidos mediante reprobables métodos.Una vez aquellas largas caravanas capitaneadas por tratantes de esclavos faltos de escrúpulos arribaban a la costa magrebí, su preciada mercancía era trocada y despues distribuida por la Europa medieval.Una vez en poder de los obradores, el marfil era cincelado, esculpido, moldeado hasta conseguir magníficas piezas de la más sutil perfección que hoy podemos admirar en forma de arquetas, relicarios, joyeros, estatuillas o simplemente pequeños objetos suntuarios de uso personal.

La fiebre del marfil se adueñó de las potencias coloniales durante el siglo XIX, de forma que no hubo rincón del continente negro que no fuera prospectado por el hombre blanco en busca del valioso material, ya fuera hallado en depósitos fósiles o recurriendo a la matanza indiscriminada de manadas enteras de elefantes.
Tal y como acertadamente expuso Joseph Conrad en su novela culminante, El corazón de las tinieblas, en lo más recóndito del alma africana sólo había cabida para el más sórdido horror.Parece que una preocupación ecológica global, sensibilizada ante la alarmante reducción del número de elefantes africanos, ha conseguido detener la sangría ejecutada en nombre de la posesión del marfil elefantino.Aunque, desgraciadamente, siguen existiendo otros bienes que han tomado el relevo del marfil en la escala de la codicia humana, algo que en nuestro tiempo equivale casi unívocamente al ansia occidental por dominar y poseer las fuentes de riqueza del continente negro.La antigua dicotomía pobres-ricos sigue plenamente vigente y goza de una salud inmejorable.Petróleo, divino tesoro.

Saludos.

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viernes, febrero 02, 2007

NARADA

Trasteando despreocupadamente entre los repletos estantes de unos grandes almacenes, descubrí por causalidad un sello discográfico íntegramente volcado hacia la produción y difusión de un modelo musical donde el elemento instrumental es el principal protagonista.A aquella tendencia musical se la dio en llamar New Age por su reivindicación de unos valores que aunan simplicidad, innovación e imaginación.Desde su aparición, el sello Narada ha llegado a convertirse en estandarte de la música instrumental por excelencia.

Conservo todavía, como oro en paño, una variada colección de joyas discográficas editadas por Narada desde principios de los noventa, de artistas tan destacables como Daviz Lanz, David Arkenstone, Bruce Mitchell o Bernardo Rubaja, representativos de las secciones específicas ideadas por la discográfica para cultivar el registro acústico(Lotus), la fusión(Equinox) o la música electrónica sintetizada(Mystique).

Respecto a la calidad instrumental de las composiciones que más se puede decir de unas melodías que se promocionan publicitariamente a través del lema Music to disappear into.Sin duda, se trata de temas que precisan de una consciente predisposición a abandonarse en los brazos de la sugerente atmósfera creada por esos mágicos instrumentos que son capaces de forjar todo un cúmulo de agradables sensaciones sonoras.En cierto modo, Narada y su música actúan a modo de placebo para legiones de sus compradores que, de alguna manera, consiguen alcanzar un estado de conciencia próximo a la evasión mental.Aunque sólo sea durante el tiempo que tarda en reproducirse un Compact Disk.Dicho todo esto, necesito un chute de Narada.

Saludos.

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jueves, febrero 01, 2007

XOCOLATL

Para un escuálido infante crecido durante los últimos coletazos del tardofranquismo y los albores de la transición democrática, los esporádicos y tormentosos viajes a la capital de provincia en aquellos viejos autobuses que amenazaban con pararse a cada momento, vibrando con cada imperfección de la carretera y acompañado en todo momento del monótono traqueteo del vehículo, ofrecían una oportunidad de esparcimiento y novedad respecto a la simpleza y cotidianeidad de la vida rural.

Convulsionados por el interminable trayecto, mareados, lógicamente se imponía como primera opción un reconfortante desayuno que atajase los rigores del periplo en autobus.Un corto paseo inhalando el gélido aire de la mañana conquense conducía inevitablemente hacia un coqueto establecimiento cuya fama se había propagado con celeridad por toda la provincia.En aquella prestigiosa churrería se podían degustar una exquisitas porras o churros recién hechos, acompañados de los correspondientes cafés o chocolates a la taza.Un chocolate que rezumaba un intenso aroma a cacao que traspasaba las puertas del establecimiento e inundaba su cargada atmósfera.Sin duda, era un inmejorable comienzo para una de aquellas largas jornadas capitalinas.

Fueron los aztecas los inventores del chocolate, xocolatl, una mixtura obtenida despues de macerar las semillas de cacao y añadir agua que se ponía al fuego y a la que posteriormente, y despues de haber eliminado la espuma, se vertían otros ingredientes para endulzar como chile, miel, vainilla o harina de maíz.El brebaje resultante era enormemente energético aunque picante y amargo a la vez.Cuando los españoles arribaron a tierras mexicanas, se admiraron de la sabrosura del preparado de cacao, de tal manera que el mismo Hernán Cortés ponderó extraordinariamente las virtudes derivadas de su consumo.Exportado hacia latitudes europeas, el chocolate se convirtió pronto en un producto selecto al tiempo que adquirió la fisonomía compositiva que hoy conocemos, donde abundan aditivos clásicos como el azúcar y la leche.

Nada más recomendable, una de estas frías tardes del tardío invierno hispánico, que acodarse sobre una mesa al confortable calorcito que se desprende de una taza de humeante chocolate y saborearlo intensamente, paladearlo diría yo.Por supuesto, que no falten las porras.

Saludos.

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