ATEO

Como pueblo heredero de una honda tradición cristiana, algún jerarca del pasado llegó a designar a España como reserva espiritual de Occidente, no resulta fácil sustraerse a la tremenda influencia que la religión católica imprime en la vida de cada españolito que viene al mundo.Desde el momento en que se procede al bautizo, rito de introducción en la ecúmene creyente, de una criatura comienza su condicionamiento.Aunque la asignatura de religión no es estrictamente obligatoria, pese a los intentos de la curia y alguna que otra formación política de adscripción catolicista por imponerla como tal, la realidad es que una mayoría de esos bebés que fueron bautizados sí o sí, pasarán por los ulteriores ritos de comunión, confirmación y matrimonio como todo buen católico que se precie.

Declararse ateo, literalmente sin Dios, en otros tiempos suponía el vilipendio público y el repudio eclesiástico, cuando no procesamiento penal.Con el advenimiento de la democracia y la aconfesionalidad del Estado, se rompieron los rígidos corsés mentales que constreñían los pensamientos personales acerca de la deidad.El ateísmo es una postura libertaria ante la constricción a la que una persona se ve sometida por una religión, al menos una de las tres monoteístas principales.Para un ateo, la libertad de pensamiento impera sobre la creencia fiel, es necesario buscar un razonamiento plausible antes que admitir ciegamente cualquier dogma de fe.Para cualquier congregación colectivista, alienadora, anuladora de la voluntad individual en detrimento de un difuso e inconcreto pensamiento común, interés general lo suelen llamar, una deserción supone el quebrantamiento de la lealtad, la ruptura de un compromiso nunca contraído pero asumido desde la cuna, en el caso del catolicismo.

Quizás el ateísmo sea una postura un tanto radical, producto de la animadversión o evolución personal desde posiciones católicas, ante los férreos esquemas que impone la Iglesia católica sobre el orbe cristiano.Pero creo que si medimos el futuro en términos de progreso, de modernidad, de igualdad, de prosperidad material y espiritual, me quedo con el libertarismo ateísta ante el conservadurismo y reaccionarismo curial.Católico nominalmente, ateo por entusiamo, libre por convicción, me hallo a una distancia sideral de las anacrónicas encíclicas y demás manifestaciones de una Iglesia católica que preconiza hipócritamente la ayuda al débil estando codo con codo con el poderoso.Ego te absolvo, ateo.

Saludos.